miércoles, 17 de septiembre de 2008

¡¡¡Prosopamnésicos al poder!!!

- ¡Hola, Ranchi!
- Hola... (¿Quién coño eres, tronca?)
- ¿Qué tal, chica? ¡Cuánto tiempo! Muack, muack...
- Eh... Sí... Ciertamente... Mucho, mucho tiempo... Jijiji...
- ¡Estás más gorda!
- ¿Ah, sí? Japuta...
- ¿Qué?
- Nada... Jijiji... La fruta, que tengo que comer más fruta, jijiji...
- Y, ¿qué es de tu vida?
- Pues... Igual que siempre... ¿Y la tuya?
- ¿Sigues con lo mismo?
- ¿Con qué?
- Pues con el trabajo.
- Ah... Pues sí... ¿Y tú?
- Que va, hija. Lo dejé después de aquello y lo de más allá, porque cuando eso, pues yo... blablabla... blobloblo... blebleble... (10 minutos más) ¡Ya sabes! ¡Jajaja! Blablabla, bliblibli, bloblo... Blublublu... (Otros 10 minutos más) Y entonces me dijo: ¨Si no quieres pollo, ni lo otro, ¿a qué has venido?¨. Y yo, pues eso... ¡Jajaja! Blablabla, blobloblo... (Otros 10 interminables minutos) Y claro, pues pasa lo que pasa, hija, ya me lo decía mi abuela, que en paz descanse... Blablabla... Y la crisis del petróleo, ¿qué me dices? ¡¿A dónde vamos a llegar?! Blablabla, blobloblo... (10 minutos más) ¡Cómo lo oyes, hija! ¡Jajajajajaja! Así que nada... ¿Y tú?
- Pues... Yo... Nada en especial... Jijiji...
- Sigues tan habladora como siempre, ¿eh? ¡Jajajajaja!
- Sí... Jijiji... Ya ves... Jijiji... Cotorra...
- ¿Qué?
- Que... Que es mejor que corra, que llego tarde ya... Jijiji...
- Ah, claro, que te irás de juega ahora, ¿no? ¡Jajaja! ¡Qué bien vivimos! ¡Jajaja!
- Sí, jijiji... Desde luego... Bueno, ¡me voy ya que no llego!
- Vale, Ranchi. ¡Me alegro de haberte visto! Muack, muack... ¡Hasta otra!
- Igualmente... ¡Adios!


Y después de esta bonita experiencia, me doy cuenta de que es cierto eso que dicen de que la memoria es selectiva, y que a veces mi prosopamnesia no tiene nada que ver con el asunto.