
El Destino es una cosa que se inventó un hombre desesperado, porque todo le salía mal. Y entonces dijo: ¨Toda esta mierda que estoy tragando, podría servir para algo... Tendría que llegar a algún sitio... Podría ser abono en mi tripa... Podría ser... ¡MI DESTINO!¨. Y se lo contó a sus hijos una noche, antes de arroparles y darles el beso de buenas noches. Y los hijos dijeron: ¨Papá, tú eres gilipollas...¨. Y tenían razón.
¿Sabéis lo que pasa cuando deseas algo con todas tus fuerzas? Pues que o no se cumple, o sí se cumple. En ambos casos, estás jodido. Sólo hay algo peor que un sueño incumplido, y es un sueño cumplido, porque los sueños siempre se cumplen cuando ya es tarde.
Por cierto, los hijos debieron matar al padre cuando tuvieron su oportunidad, mientras dormía o algo así, que debe de ser más fácil...
1 comentario:
Eso de los hijos matando al padre es demasiado freudiano... ¡¡cuidado!!
;)
Publicar un comentario